HISTORIA
DE LA PUBLICIDAD
Son varios los autores que coinciden en que
el primer reclamo publicitario conocido figura en un papiro egipcio, encontrado
en Tebas, cuya antigüedad se remonta a casi tres mil años y que se conserva en
el Museo Británico de Londres. En él se lee lo siguiente: “Habiendo huido el
esclavo Shem de su patrono Hapu el tejedor, este invita a todos lo buenos
ciudadanos de Tebas a encontrarle. Es un hitita, de cinco pies de alto, de
robusta complexión y ojos castaños. Se ofrece media pieza de oro a quién dé
información a cerca de su paradero; a quién lo devuelva a la tienda de Hapu, el
tejedor (donde se tejen las más bellas tejas al gusto de cada uno), se
le entregará una pieza entera de oro.” La frase en cursiva es la que dio lugar
a que en este escrito se entreviera una incipiente forma de publicidad. En
Grecia (siglos después) aparecieron los primeros soportes publicitarios. Se
trataba de unos parlelepípedos en los que se inscribió el código de leyes
impuesto por Solón. También proceden de aquella época los Kyrbos, cilindros de
madera en los que se incluía todo tipo de comunicados.
En Roma surgieron los alba y los libellidos
alba, eran tablones de anuncios permanentes. Los papiros se adosaban a los
muros (función actual del cartel). Se utilizaban para apuntar anuncios
oficiales pero también recogían anuncios
de venta de esclavos, de espectáculos,
alquileres de casas y objetos encontrados.
En la Edad Media surgió una nueva técnica,
consistía en grabar los manuscritos en planchas de madera. Esta técnica
permitía, cierto número de reproducciones en pergaminos. Esta técnica persistió
hasta el invento de la imprenta de tipos móviles. Con ella la publicidad
comienza a despejarse de su prehistoria y a encontrar su lugar. Porque hasta
entonces, la publicidad no existía como elemento autónomo. La posibilidad de
difundir masivamente los mensajes y proporcionó el nacimiento de la publicidad
como medio de comunicación masiva. Ante la necesidad de informar al público a
cerca de los productos que llegaban y sobre las ofertas especiales o los
servicios que podían obtenerse.
A partir del siglo XVII y hasta nuestro días,
la publicidad ha experimentado un desarrollo ininterrumpido. Hoy es un hecho
cotidiano con el que nos hemos habituado a vivir.