El juego en la Educación Infantil y en
Educación Primaria

Debemos aclarar que no nos
referimos a los llamados juegos educativos, sino a los juegos EDUCATIVOS, es
decir a todo tipo de juego, en el que los niños y niñas participan activa y
placenteramente, bien de forma espontánea, bien sugerida por el maestro o por
otra persona.
Tanto en la etapa Infantil
como en la Primaria los juegos si son aprovechados debidamente, pueden convertirse
en actividades de enseñanza y desde luego en gratificantes modos de aprender
para los niños.
En la Educación Infantil
consideramos el juego como
un principio didáctico que subraya la necesidad de dotar de carácter lúdico
cualquier actividad que se realice con los pequeños, evitando la falsa
dicotomía entre juego y trabajo. Así pues se tratará de que la vida transcurra
en el Centro y en el aula en un ambiente lúdico.
Cuando decimos ambiente
lúdico, no se trata de que los niños y niñas estén siempre obligados a jugar,
sino crear un clima lúdico supone importar estos rasgos al resto de la
actividad escolar, incorporar al sistema de relaciones interpersonales los
formatos de relaciones que se producen en el juego. Estos formatos lúdicos se
caracterizan entre otras cosas por ser estimulantes, comunicativos, regulados
con sentido y bien enmarcados en el tiempo y en el espacio.

En la Educación Primaria
quedan más separados el
juego y el trabajo escolar. Ello no significa que el juego deje de tener
importancia como actividad de enseñanza y de aprendizaje.
Así en lo que se refiere a
la estimulación de la actividad mental, la realización de juegos con niños y
niñas de esta etapa:
- Permite y potencia la
relación y simultaneidad de la actividad mental y física.
- Implica conductas de
representación simbólica, ejerciendo de puente entre la realidad y la ficción.
- Fomenta la interacción
entre los jugadores, que expresan y confrontan sus puntos de vista y opiniones.
- Comporta una estructura,
un conjunto de reglas internas, con una lógica que conviene descubrir.
- Permite la utilización de
los conocimientos y habilidades y la aplicación de los mismos a diversos
contextos y situaciones.
- Propone retos y
situaciones cuyo reto y resolución entraña dificultades que hay que superar.
El conocimiento de la lengua
y de las relaciones sociales, son aprendizajes que sin duda, los juegos ayudan
a construir. La conversación que los niños realizan dentro de los juegos es
sobretodo una conversación negociadora, que, exige un cierto grado de
autocontrol, de ponerse en el lugar de los otros, de articular argumentos para
convencer,...
Para terminar, me gustaría
exponer algunos requisitos o condiciones que debe cumplir un juego para que
podamos considerarlo como actividad enseñanza, generadora de aprendizajes.
Un juego será tanto más
útil sí:
- Requiere la participación
activa de los jugadores.
- Combina la puesta en juego
de diversas habilidades, destrezas y conocimientos.
- Tiene una finalidad que
los niños entienden y pueden tratar de conseguir.
- Estimula el razonamiento
de los niños. Se juega mejor si se “piensa” como hacerlo.
- Contribuye a establecer
relaciones entre los elementos.
- Fomenta la comunicación
entre iguales.
- Es susceptible de
progresar en él, de jugar cada vez mejor.
- Puede ser jugado de manera
autónoma.
- Su practica satisface a
los jugadores. Los niños se divierten jugando.
Por suerte, estas condiciones se dan en casi todos los juegos
populares y tradicionales que los niños de estas edades suelen jugar cuando la
ocasión les es propicia. Sólo nos queda confiar en su capacidad formativa y
obrar en consecuencia incluyéndolos, como miembros de pleno derecho, en
nuestros planes de trabajo.
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